Hogar dulce hogar

 Taller de expresión 1    Cátedra Reale    Comisión 56

Alumna: Andrea González 

Profesor: Santiago Castellano 

Consigna: Escribir un cuento que contenga dos frases del diario de lectura, un objeto clave para la trama y una historia dentro de otra.

“Hogar dulce hogar”

Bélgica, junio de 1940. Eso dice la carta que encontré en el altillo de la casa que compré hace dos meses pero recién ayer pude instalarme. Cuadros, muebles, ropa de todo tipo, juguetes de niños y pilas de libros juntando polvo. También hay telarañas en cada esquina, el piso de madera levantado y con cada paso se escucha el típico chillido de estos pisos, apenas hay una pequeña ventana que deja entrar la luz del sol logrando que las arañas y cucarachas vuelvan a sus escondites entre cajas, madera y paredes. Es una casa vieja con miles de cosas para remodelar y reparar pero es lo más accesible entre mis opciones. Volviendo al tema de la carta, lo destaco porque siempre me gustaron las historias y me intriga saber si voy a encontrar una que otra carta más de éstas. Antes de leerla, limpié todo el altillo, ya no soportaba semejante olor a humedad y mugre. De paso busqué más cosas interesantes sobre mi nuevo hogar. Encontré fotografías, más y más cartas, recuerdos de los antiguos dueños y sin lugar a duda, más mugre. Ya con la limpieza hecha, me siento en la mesa de la cocina a tomar un té mientras abro la primera carta que hallé. “No hay un día, hora o minuto en el que no divagues por mis pensamientos, solo sueño con reencontrarte y seguir siendo correspondido. Si habito en tu memoria no estaré solo, jamás ”. Me pareció lo más romántico que leí en mucho tiempo, tal vez por ser una carta escrita a mano durante semejante contexto y el tiempo que estuvo guardada o perdida en ese altillo lleno de mugre. Dentro del sobre amarillento y resquebrajado hay una foto de dos adolescentes que parecen estar enamorados. Ella con pelo negro corto por los hombros, sombrero, vestido muy elegante y sonrisa que deja ver todos los dientes. Él con uniforme de militar, serio. Las otras cartas también provienen del mismo lugar y de la misma persona pero ya sin fotografías. Son cartas viejas y muy delicadas tengo mucha cuidado al manipularlas. Me termino el té y llamo a la mujer de la inmobiliaria para contactarme con los antiguos dueños, hay muchas cosas antiguas y quizás con valor sentimental no me animo a tirarlas. Me pasa el contacto y llamo. Arreglo con la señora que me atiende día y horario. Solo queda esperar. Después de cortar, me puse a pensar “¿Por qué soy tan metida?” Si siguen acá y no se llevaron las cosas es porque no les interesa. Siempre metiéndome donde no me llaman teniendo tantas cosas para hacer, por chusmear en la basura, termino llamando a desconocidos. 

Un nuevo día empieza y estoy ansiosa por mis muebles nuevos que están por llegar, estoy muy emocionada con la decoración de mi casa y no puedo esperar a dejarla tal y como la imagino. Golpean la puerta y feliz voy corriendo a abrir a los empleados de la mueblería. Me desilusionó, es una mujer al verla supongo que es una vecina que viene a darme la bienvenida. Nos saludamos y me dice que es la nieta de la antigua dueña. La invito a pasar mientras preparo café.

 –Estoy un poco apurada, tuviste algún problema con la casa o a que se debe el motivo de tu llamada?. Algo titubeante exclama la jovencita.

-Tranqui, solo quiero devolverte unas cosas que supongo son de tus abuelos. Unos muebles en muy buen estado, ropa y en especial una caja con las cartas que le mandaba tu abuelo a tu abuela, un romántico la verdad. Me atreví a leerlas, no todas pero la mayoría y quise devolverlas.

-¿Mi abuelo?.

- Sí, sí. Mira son todas éstas. 

La chica agarra la primera carta y su cara se transforma automáticamente al ver la fotografía.

-Te agradezco el gesto pero tiralas a la basura, que te sirvan para hacer el fuego del asado o lo que quieras pero ni mi abuela ni yo queremos nada de ésta cas. 

Lo sabía. ¡quien me manda a meterme! 

-Bueno discúlpame, soy una metida. Acepta el café por lo menos ya que te tomaste la molestia de venir hasta acá por mi culpa.

Acepta y en silencio mira un punto fijo. Un poco me perturba lo debo admitir. ¿Qué estará pensando? ¿Pregunto? No basta ya me metí demasiado, pobre chica.

-Esa persona que te parece un romántico le arruinó la vida a mi abuela. 

-Perdón no tenía idea alguna. Quise hacer un bien y terminé poniéndote mal a vos.

-No es tu culpa. Me mira y me regala una leve sonrisa.

-Mi abuela estaba muy enamorada de ese señor. Vivían a solo un par de cuadras y cada vez que se cruzaban se regalaban miradas y sonrisas. Él hizo de todo para conquistarla. Era una joven muy hermosa y hoy es la señora más linda de mi barrio. Apenas terminó el colegio, él trabajó en una carpintería con el padre y mi abuela todavía seguía estudiando, le faltaban un par de años para terminar.

-No por favor, no hace falta que me cuentes la historia de tu familia. No me conoces y me estás contando algo muy privado. 

-Quiero hacerlo. La casa que acabas de comprar tiene historia y ya vas a saber vos qué hacer con toda la chatarra que encuentres.

-Bueno te escucho mientras preparo más café.

-Como te decía, mi abuela todavía seguía en el colegio cuando se conocieron se llevaban seis años. Los padres de ella querían lo mejor para su hija. La mandaron al mejor colegio, la vestían como alguien de alta sociedad y siempre lucia muy coqueta. Aparentaba más de la edad que tenia. Ella hasta el día de hoy es una persona sociable y muy simpática, en ese entonces imaginate lo que era.- sonríe-  Pero este desgraciado apagó toda su luz durante años.

Llegan los hombres de la mueblería y no puedo ocultar mi felicidad. Por suerte no tardaron en acomodar las cosas y la invité a mi nueva amiga a continuar la charla estrenando el sofá nuevo con una buena taza de café. 

-Ya que querés contarme la historia de desamor de tu abuela, no te adelantes. Ya me “spoileaste” que el que parecía ser un romántico es un villano en la historia.

-Perdón pero solo puedo recordarlo con furia... Una tarde el papá de mi abuela, mi bisabuelo, llegó tarde a buscarla a la puerta del colegio y este tipo salía de trabajar. Le regaló un par de piropos y ella no pudo ocultar lo sonrojada que estaba. Tengo que admitir que era un caballero. Hizo hasta lo imposible por ganarse cada sonrisa de mi amada abuelita, o al menos eso es lo que ella me cuenta.

-Típico. No importa en qué fecha a lo largo del tiempo, todos hacen absolutamente lo mismo para luego romperte el corazón.- Ambas reímos.

-Fue cosa de años hasta que se animó a pedirle la mano a mi bisabuelo. Llegó con camisa, pantalón, corbata y flores a pedir la mano de su hija. Fue un momento muy feliz porque también conquistó a los padres de ella. Parecía un amor de cuentos. Se casaron y vinieron juntos un par de años hasta que tuvo que ir a la guerra.

-¿Dónde pasó todo esto?

- En Francia. Mi abuela es francesa y él también lo era. Defendió al país del avance nazi. Muy terrible y a la vez extraordinario tener tan cerca de mí, historias de lo que fue la segunda guerra mundial. Mi abuela lo esperó estaba realmente enamorada y afortunadamente el pudo volver. Fue uno de los pocos que sobrevivió a semejante siniestro. Él le mandaba las cartas que leíste, serán alrededor de quince? Veinte? Quizás hubo más, no lo sé. Pero la persona que se fue no regresó.  Volvió y se convirtió en un completo desconocido. Mi abuela manejaba una felicidad inexplicable ante semejante milagro, el tener a su amor devuelta en casa. Fue al paso del tiempo que se dió cuenta que su amor se quedó allá entre cañones y guerrillas. Se volvió un arrogante, grosero e irrespetuoso. Mi abuela se convirtió en sumisa y aceptaba su destino confundiéndolo con un matrimonio normal, donde al paso del tiempo el fuego se va consumiendo. Es triste pero todas o la mayoría de las mujeres creían que el destrato estaba “bien” y que su único labor era ser una buena esposa y ama de casa. Los ruidos empezaron a aparecer con el primer empujón. Mi abuela sabía que eso estaba mal. Lo dejaba pasar, todavía algo de amor había en ella. Después comenzaron los insultos, manotazos y finalmente golpes a puño cerrado. Fue cosa de muchos años. No sabría decirte con exactitud. Sólo las paredes de esta casa sabrán todas las lagrimas que mi pobre abuela derramó. 

-Es terrible lo que me contas. Si querés parar acá esta bien yo te entiendo y voy a tirar todo no quiero nada que haya sido de un violento.

-Espera ya termino queda la mejor parte. Espero que no seas de esas mujeres prejuiciosas pero mi abuela tenia un amante.

-¡Que bueno! Al fin un poco de luz entre tanta oscuridad- Reímos. 

-Éste, quien finalmente resulta ser mi abuelo, fue su amor correspondido. El de cuentos. Su matrimonio ya estaba acabado. Él estoy segura que también le era infiel a ella. Con mi abuelo volvió a sonreír, volvió a creer que podía ser feliz. Pero este desgraciado no se la hizo nada fácil, no la dejó ir. Ella le contó que quería el divorcio y que además estaba conociendo a alguien. Eso desató una furia tremenda en esta casa. Le dio una golpiza que cuando mi abuela me contó, me fue imposible no llorar.

-La compadezco- dije e impresionada sigo escuchando.

-Él le dijo que iba a matarlos a ambos si no dejaba de verlo e iba a contarle al mundo entero el adulterio que cometió. Me duele decirlo pero siguieron en ese matrimonio infeliz durante años, alrededor de casi quince. Una noche, mi abuela creyó que él estaba dormido y fue al encuentro con su amado. Él no estaba dormido, la siguió. En plena calle la agarró de los pelos y le dio varias bofetadas una atrás de la otra. Gracias a Dios, quien fue mi abuelo llegó a su rescate. Pelearon y una vecina que presenció desde la ventana todo lo ocurrido llamó a la policía, lograron detenerlo pero en un acto desesperado le robó el arma al uniformado y sus últimas palabras fueron “si no estás conmigo vas a cargar con esta culpa lo que te quede de vida, porque esto lo hago por tu culpa”. Se mató, se suicidó. Una locura lo que te estoy contando.

Estupefacta, sin reacción alguna me quedo callada.

-Mi abuela lo sufrió un par de años, hizo terapia y fue bendecida con un compañero con todas las letras. Ella sabía que no fue su culpa. Mi abuelo le regaló una vida de reina el tiempo que estuvieron juntos, lo perdimos hace cinco años. Obviamente compraron otra casa, ésta estuvo abandonada hasta que la pusimos en venta. Acá ocurrieron cosas terribles y tristes espero que vos puedas darle un nuevo destino y a partir de ahora solo se creen lindos momentos. 

- Estoy realmente impactada con la historia de tu abuela. Una mujer tan fuerte que pudo rehacer su vida después de sufrir tanto. Aveces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Ese hombre quiso castigarla quitándose la vida y tu abuela supo convertir ese instante trágico en un nuevo comienzo. Triste pero con final feliz. Todos obtenemos lo que damos y bueno, no sé que más decir.

-No hace falta que digas nada pero no todo es como se aparenta. Por cartas era un hombre adorable pero en privado se convertía en un monstruo. 

-Me encantaría invitarte a vos y a tu abuela a comer. Prometo que en un par de semanas está casa va a ser irreconocible, la voy a remodelar completamente para que no quede ningún fantasma bajo los muebles- Reímos una vez más. 

-Invitación aceptada, me caes muy bien. Gracias por el café y por escuchar. Ya tenes mi número así que arreglamos para almorzar algún día.

Nos despedimos. Subo al altillo y empiezo a limpiar, realmente tengo muchísima mugre por sacar.

Frases del diario de lectura: 

"Si habito en tu memoria no estaré solo". (Mario Benedetti)

 "A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante". (Oscar Wilde)

Objeto clave: La carta 


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